Himno
A vosotros, extraños
bajo la luna rota de Granada,
con los sueños en paz, os lo pregunto.
Raramente vestido,
si los barcos se miran frente a frente,
si las olas arrastran en su espuma
los himnos o los gritos,
si brumas escondiendo las batallas,
si ráfagas de luz, si pasos en el puerto
nos vigilan,
¿en qué orilla sin agua
mecerás el cadáver final de la victoria?
A vosotros, si os llaman,
mientras la cicatriz de las trincheras
se alarga en la mejilla de los campos,
mientras bares de sábanas y cuerpos
como papeles viejos
se sienten desgarrados,
mientras que los cipreses del humo justifican
su raíz en la vida,
¿qué ultimo disparo,
después de que agonía os darán la victoria?
Corazones nocturnos,
cuando el motor se abrace con las nubes,
cuando las alas lleguen como sombras
buscando en que ciudad,
cuando voces, sirenas, llamaradas
anuncien que se alejan sus victorias,
¿en qué sótano frío,
detrás de qué ventana estaréis esperando?
Este siglo desciende a su fracaso,
pero los ojos miran más allá de los siglos,
preguntan en la nítida superficie del tiempo,
se posan como huecos,
como plazas sin duda.
A vosotros, extraños,
bajo la luna rota, espejo de las aguas estancadas,
con los sueños en paz, os lo pregunto.
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